miércoles, 22 de julio de 2009

Cuando lo tienes que sentir en los huesos

Se cancela mi post que iba a escribir porque otro tema más urgente nos atañe.


Estoy enfermo. Enfermo, enfermo, MUY enfermo. Sospecho que mi ida a McDonallds ayer y la consecuente compra del combo Big Mac que venden ahí están acabando conmigo (bueno más que la compra considero culpable a la ingesta de dicho combo, por comprarlo no pasa nada).


Por cada pieza del combo adquirida, yo tengo un síntoma.  Hasta se me hace que me quedan debiendo. Vómito a cambio de papas, diarrea a cambio de refresco y fiebre por big mac! Maldithes! Me siguen sobrando los mareos el dolor estomacal y el cuerpo cortado. Me alcanza para la cajita feliz con todo y muñequito de transformers!.


La cosa es que yo no me enfermo y así como que "ah bueno ps ya luego se le pasa" no no, yo me enfermo y es como una réplica del fin de los tiempos en miniatura. Vomito y se escuchan los truenos del apocalipsis claritos, hasta el vecino se entera (y el vecino es un señor medio sordo de 80 años... no es broma). Me retuerzo como condenado ante la presencia del creador y me salen puntitos rojos en los cachetes, como un simbolismo de mi caida yo supongo. 


Después viene el hambre (lo otro fue la guerra). Literalmente muero de hambre, pero si como, vomit. Y si no como me duele el estómago. Es como un mmm... ganar-ganar, sólo que al revés. La solución a esto es tomar gatorade o té de algo o alguna jalada de esas, que sirven cuando estás enfermo. Claramente el Gatorade quita el hambre igual que la ONU lo hace en Somalia, o sea no la quita. 


En cambio veo con admiración que el Gatorade (derechos reservados, no vaya a ser) sí sirve para vomitar. La única ventaja de esto es que devuelto sabe igual que ingerido, así que es como si hubieras comprado dos gatorades y sólo pagaras uno. 


Enseguda tenemos la peste. Con diarrea no hace falta explicar la peste.


Y al final... el camino que nos espera a todos... la mueeerte, el fin del calvario, el reencuentro con el creador. Yo siento un poco que me voy a morir, pero esperemos que sea en muchos años, cuando tenga barba blanca, haya hecho varias películas y conocido a Kristin Kreuk y jugado en el Camp Nou. 


No cabe duda que uno se da cuenta de lo bonito que es estar sano hasta que se enferma. Por eso yo les recomiendo chavales, niños, amigos todos, que lo mejor que pueden hacer hoy no es dar gracias a Dios por estar bien, ni mantenerse de esa manera. Nada de eso. Mi recomendación de la semana es que vayan por un Mctrio, o dos o los que les hagan falta (que al cabo están en descuento, ese fue el origen del problema) para que sientan que Ronald McDonalld es un hijo de las tinieblas. Van a ver que entre la segunda y la tercer guacareada, empezarán a valorar profundamente su salud. 


Ved. 

viernes, 10 de julio de 2009

Mujer, caracola de la tierra


Descubrí sus letras al mismo tiempo que el teatro entraba a mi vida como un regalo del destino que nunca me cansaré de agradecer. En ese entonces yo tenía 14 años y comenzaba a soltarme el cabello, ya conocía al más grande de mis desamores y había dejado de usar lentes pues una de mis compañeras había tomado a bien empujarme en el balcón haciéndolos caer desde el tercer piso.

Fue justamente en este período cuando oí el primer"me gustas cuando callas porque estás como ausente"y comencé a leerlo, enamorándome poco a poco de cada palabra para creer ilusamente que era a mí a quien le escribía desesperado a falta de tiempo para celebrar mis cabellos, ávido de mi risa y mi cuerpo desnudo, tan simple como la palma de su mano.

Muchos me preguntan que porqué me gusta tanto y contrario a lo que pudieran pensar la respuesta es no: no soy necrófila. Mi teoría es que entiendo su manera de sentir o tal vez es que ahí encuentro todo el romanticismo que nunca tendré en la vida real. Afrontémoslo, me equivoqué de siglo para esto de las relaciones porque por más que yo lo desee nadie va a venir a poner su saco para que mis pies no toquen los charcos, ni voy a encontrar rosas en mi balcón....

Así que supongo que siempre puedo imaginar que soy la caracola terrestre de los apasionados versos de Neruda, que los cien poemas de amor o sus convicciones políticas se quedaron quietos para que yo los encontrara y los alabara al sonarme tan conocidos, ¿saben que Neruda tiene un poema sobre sus frustraciones como escritor? Cuando lo leí, sonreí como tonta al enterarme que le desesperaban las reglas de la puntuación y lo estricto de la gramática. Me hace sentir un poco mejor que hasta él tuvo crisis alguna vez en cuanto a sus letras y sus posibilidades de trascender con ellas.

Sé que Pablo Neruda era un hombre feo, sumamente apasionado, convencido y colérico, y aun cuando hace muchos años que dejó este mundo, lo cierto es que lo amo con una locura que solo unos cuantos viciosos de la lectura podrían comprender. Algún día iré a Chile y conoceré sus casas, debo hacerlo antes de morirme, para poder sentir en carne propia toda su esencia que de seguro tuvo que haberse quedado impregnada en los hogares que él conoció.

Por él, cada mañana pido paz por los crepúsculos que vienen y amo sinceramente el amor de los marineros que besan y se van. A veces sucede que me canso de ser hombre y de mi mano derecha que sólo quiere escribir Rosario, atrapada en la eterna ilusión de llegar a escribirle al amor que se hace sobre el pan y las uvas. Sólo en sus libros encuentro una furia y una pasión que se asemeja a la mía sin temor a equivocarme, y quien me conoce sabrá que no estoy exagerando: esta manera de sentir y vivir me caracteriza completamente.

Vuelvo a mis páginas antes de dormir porque sólo así puedo continuar creyendo que esta fantasía de poetas puede ser real y que al menos alguien cree que yo podría ser una reina. Nadie ve mi corona de cristal, nadie mira la alfombra de oro rojo que piso donde paso, pero él (sin saberlo) me ha nombrado su reina.


Anabel.