domingo, 30 de agosto de 2009

Ya tenemos equipo de futbol

Contrario a todos los pronósticos, los magios ganan el primer partido de la temporada. Permitanme explicarles: Adrián y unos cuantos seguidores han decidido formar el equipo de futbol de ciencias de la comunicación, reclutando para él a los heterosexuales de la carrera, cosa que no fue sencilla porque entre tanta mujer y joto pues se tardaron un ratito en organizarse para hacer deporte con Memo como entrenador.

Mi predicción era que ganaban y todos los que no me habían tomado en serio regresaron asombrados a contar como resultó vencido el equipo de los prepos frente a mis bofeados compañeros sin condición (y eso que Mario jugó de delantero).

Parece ser que esta semana tendremos un buen tema de conversación, ya que no hay manera de evitar que los jugadores regresen volados a presumirnos a todos como Chino no jugó porque estaba herido, el momento preciso en el que Atilano cayó a morder el pasto y sobre todo, el más grande chisme que anda circulando por el momento: que Adrián no sabe correr pues se dedica a mover los brazos cual colibrí que comienza a despegar ajajajaja.

Muchas felicidades a todos. Y Adrián si me estás leyendo más vale que escribas pronto...y aprendas a correr... (es carrilla, no regaño ajaja)

Anabel

domingo, 16 de agosto de 2009

Cuando la princesa se transforma en chacha de la torre...

Hay ocasiones en las que uno tiene que ponerse duro consigo mismo, adoptar una actitud objetiva y decirse: "No puedes continuar viviendo en esta pocilga" y ponerse a recoger su cuarto. Sí, lo sé, una labor particularme dura y para la que hay que reunir la suficiente fuerza de voluntad para sobrevivir a ella: ser hombre y no payaso.

Yo no soy una persona desordenada, más bien soy un tanto descuidada todos los días, poco a poquito, hasta que me da por ser obsesiva al pensar que ninguna mujercita respetable puede tener un cuarto como el mío. Hoy por ejemplo, como muchos otros días, me dispongo a lavar sábanas y fundas; tirar papeles de la escuela que no sirven para nada; acomodar mi closet por colores; ordenar zapatos; sacudir la infinidad de libros de mi cuarto-biblioteca uno por uno; despedir a uno que otro vago olvidado tras de mi cerro de ropa sucia y aspirar al monstruo de tres ojos que vive debajo de mi cama (sí, tengo un monstruo debajo de mi cama pero ya les contaré en otra ocasión).

Sólo después de todo un día de trabajo me sentiré orgullosa de mí misma, a final de cuentas yo soy la que disfruta de mi cuarto porque nadie sube a la torre de esta princesa. Tengo el placer de vivir en la azotea de mi casa, donde a todo mundo le da flojera asomarse y no recibo visitas ni de mi mamá pero lo hago porque creo en eso de la psicología que dice que no te puedes concentrar entre tanto mugrero. No me consta pero debo admitir que he heredado la adicción de mi madre por tenerlo todo limpio, sobre todo cuando estoy muy nerviosa o increíblemente enojada: sería capaz de tallar con cepillo de dientes el piso con tal de distraerme.

¿Saben que el día de hoy estuve enclaustrada toda la tarde en mi torre porque tenía que hacer un ensayo sobre el estado liberal en México? Yo creo que no existe pero supongo que no quieren leer sobre mis reflexiones políticas en este blog, así que me voy contenta, a seguir tallando. Tienen que admitir que soy un buen partido: lectora voraz, chacha de profesión y rara de corazón ¿qué tal, eh?

Anabel.