lunes, 15 de junio de 2009

Tirititito!

He de aceptarlo: no me gusta el futbol. Quizás debido a que siempre fui una atleta basura que corría de las pelotas y cerraba los ojos esperando el trancazo que llegaría para romperme los lentes.O tal vez es que nunca he entendido ni jota de deportes y concentro mis esfuerzos en intentar salvar al mundo en lugar de averiguar la diferencia entre "un contención y un lateral" (Cervantes, 2009).

Sin embargo reconozco que generar un sentimiento de unidad y solidaridad no es tan sencillo como lo pinta Fundación Azteca, mucho menos en una época donde ya nadie se ayuda y el individualismo está de moda si es que quieres destacar. Es por esto que me atrevería a afirmar que no existe ningún otro evento con la fuerza de congregar varios hombres comunes que se transforman paulatinamente en bestias que gritan cada vez más fuerte conforme avanza el partido, incapaces de levantar la mirada, absortos en cada movimiento. Comienzo a pensar que Marx se equivocaba y la religión no era el opio del pueblo...

Frecuentemente me encuentro envuelta en este fenómeno de testosterona, botanas, cerveza y palabrotas, sin entender claramente qué hago yo ahí. Ah, esperen, debe ser mi carencia de amigas lo que me mantiene enmedio de esta euforia deportiva a pesar de que todos saben que no me gusta el futbol.

-Disfrutalo, ermitaña-dice Mario masticando doritos nachos, como si adivinara mis pensamientos.

De ahí para adelante todo se resumirá a las expresiones que definen el tipo de sentimiento experimentado por el macho espectador y mis intentos por clasificarlas: están las expresiones de orgasmo futbolero o triunfal (Ay va, ay vaa!!!), de fracaso enchilado (SSSLLLTT!!!), de gol perdido (UUUUHHHHH!!!!), de ira temible (&/%$%$!!!) y finalmente la de éxito, seguida de abrazos y alegría incontenible (GOOOOOOOLLL!!!). Todo un circo que vale la pena analizar...

El futbol es una especie de dinamita de todas las emociones en tan sólo unos minutos de la semana y a pesar de que no entiendo casi nada, me queda claro que es muy buena ocasión para reír con los amigos (aunque algunas veces asusten con su reacción) y que siempre que un evento sirva de pretexto para pasar tan buenos momentos, supongo que puedo aguantarlo.

Nunca seré atleta, pero quizás algún día me vuelva literata. No se pierda la próxima emisión de su telenovela "Las mechudas también lloran".

Anabel...

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